Desde el pasado año sigo cada noche del sábado ese interesante programa de Canal Sur TV, “Se llama copla”. Es loable ese nuevo rescate de un género tan andaluz y a la vez tan español. Un programa en el que jóvenes promesas del género pueden demostrar sus aptitudes y darse a conocer en este difícil mundo de la copla. Este programa establece una peculiar forma de votación/puntuación de jurado y público, pero de tal manera que al final ya puede decir el jurado lo que diga, que el público soberano, el público sabio, es el que decide si un artista se queda en el programa o sale ipso facto.
Tanto es así, tanta es la sabiduría popular, que se da la circunstancia que los más malos, algunos rematadamente malos, se quedan, y los buenos se van a la “joía por culo calle” o bordean esta situación en el tan temido reto. Así que por muchas protestas del jurado, el público salva repetidamente al niño bueno o a la niña simpática.
El próximo 3 de abril se cumplirán 30 años de ayuntamientos democráticos. Casi con honrosas excepciones, el público, los ciudadanos, vienen echando a los mejores con el voto a los más malos. De nada vale tener un buen programa electoral o presentar una lista de gente preparada. El voto sabio del público elige a los niños buenos, a los que parece que nunca han roto un plato aunque por lo bajinis rompan la vajilla entera.
El voto soberano del público va destinado desde hace treinta años a aquellos que prometen lo imposible a sabiendas que nunca van a poderlo cumplir. Algo así como aquello de “ te prometí hasta lo metío, pero una vez metío, ná de lo prometío”.
Es la perversión de la democracia, un sistema que presenta de manera más descarnada sus grandezas y miserias. La democracia en estado puro. ¿O no tan puro?
¿Qué ha pasado en estos 30 años para que sigamos eligiendo como hasta ahora ocurre en Se llama copla? ¿Qué ha ocurrido para que cada cuatro años asistamos a este presunto pucherazo legal? ¿Está corrupta la clase política? Pues no. Solo que es el fiel reflejo de la sociedad a la que representa.
¿Que si quiero que se quite de la programación Se llama copla? ¿Que si quiero quitar las elecciones municipales? A las preguntas debo contestar que no, de ninguna manera. Tan sólo quería exteriorizar y dejar patente, a la manera de Larra en su Pobrecito Hablador, las semejanzas entre un programa de tv y 30 años de corporaciones democráticas. Salud.
Es la perversión de la democracia, un sistema que presenta de manera más descarnada sus grandezas y miserias. La democracia en estado puro. ¿O no tan puro?
¿Qué ha pasado en estos 30 años para que sigamos eligiendo como hasta ahora ocurre en Se llama copla? ¿Qué ha ocurrido para que cada cuatro años asistamos a este presunto pucherazo legal? ¿Está corrupta la clase política? Pues no. Solo que es el fiel reflejo de la sociedad a la que representa.
¿Que si quiero que se quite de la programación Se llama copla? ¿Que si quiero quitar las elecciones municipales? A las preguntas debo contestar que no, de ninguna manera. Tan sólo quería exteriorizar y dejar patente, a la manera de Larra en su Pobrecito Hablador, las semejanzas entre un programa de tv y 30 años de corporaciones democráticas. Salud.
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