jueves, 31 de mayo de 2007

FALLECE JOSÉ MELLADO DOMENECH, DEFENSOR DE LOS VALORES DEMOCRÁTICOS.-








A la edad de 88 años ha fallecido recientemente en Sevilla tras una larga enfermedad el chipionero José Mellado Domenech. Militante del PCE, la historia de Mellado ha sido la de muchos españoles perseguidos tras el golpe militar de 1936 y que incluso alcanzó a su padre, asesinado por los sublevados sin que hasta ahora se sepa el paradero de su cuerpo después de 70 años de su desaparición. Aunque Mellado residía actualmente en Sevilla nunca perdió el contacto con su tierra natal a la que venía asiduamente y pasaba grandes temporadas.
Protagonista del nacimiento de la II República, luego sufrió la persecución del franquismo, no en vano fue el primer detenido en Chipiona tras producirse el golpe de estado del 18 de julio de 1936. Su propio padre, José Mellado Bueno, fue la primera persona asesinada en Chipiona tras atribuírsele la autoría intelectual de una tirada de piedras a la bandera que protagonizó un joven al que habían pagado previamente para ello las fuerzas de la reacción. El caso de José Mellado Bueno fue significativo de los hechos que sucedieron después. Sin afiliación política alguna y sin haber hecho nunca daño a nadie, su culpa fue la de ser amigo íntimo del entonces Gobernador Civil de la Provincia, Eduardo Valera Valverde. Cabe reseñar que tras la Sanjurjada, Valera Valverde que era coronel del ejército de profesión fue desterrado a Chipiona, localidad en la que pronto trabó amistad con José Melado Bueno.
Tras el golpe Valera fue nombrado Gobernador Civil de Cádiz por lo que Mellado Bueno fue a visitarle a su despacho para pedirle por su hijo, José Mellado Domenech y por la suerte de otros chipioneros. Valera le prometió que mientras fuera Gobernador no se iba a matar a nadie en Chipiona, lo que Mellado, la Ratita, transmitió a la gente de la localidad. Esa fue su sentencia de muerte porque los asesinos de Chipiona no podían consentir que una persona como Mellado tuviese tal amistad que evitase sus planes. Por lo que rápidamente se aprestaron a programar su muerte. Tras el incidente de las pedradas a la bandera, Mellado fue detenido y asesinado a las tapias del cementerio del Puerto de Santa María sin ningún tipo de juicio que se sepa. A partir de ahí las muertes se sucedieron en Chipiona hasta superar la treintena hasta el 8 de diciembre.
Su hijo José Mellado Domenech sí tenía militancia política desde muy joven. Así su primera militancia fue en la CNT para pasar luego al PCE. Junto a los históricos Cosme Mellado Y Narciso Montalbán, había protagonizado incidentes políticos con individuos de la extrema derecha. Se da la circunstancia que él mismo con la edad de 16 años y tras unos incidentes, interpone una denuncia contra unos individuos “por provocación contra el régimen establecido, el cual estaba obligado a defender”.
Tras el golpe fue el primer detenido en Chipiona en su propia casa. En ese instante su padre le había disuadido de escaparse por la puerta trasera con el razonamiento de que no le pasaría nada al no haber hecho nada malo. La pareja de la Guardia Civil se lo llevó ante las propias narices de su padre que no se imaginaba que pronto él mismo iba a morir asesinado. José Mellado se libró de ser fusilado por su juventud y no murió en su periplo carcelario por puro milagro.
Tras ser encarcelado en Chipiona el joven Mellado fue luego trasladado al penal de El Puerto de Santa María (allí pudo presenciar cómo sacaban de la celda a los chipioneros Luis Castro y Enrique Espinosa, éste de 70 años, que fueron fusilados) para pasar luego a la prisión de Cádiz. A continuación quedó en libertad y se vino a Chipiona pero a posteriormente hubo de hacer el Servicio Militar. Después de hacer el servicio Mellado estuvo escondido y huido por media España para pasar luego a un campo de concentración en Reus donde estuvo poco tiempo. Volvió a Chipiona donde estuvo dos años y volvió a esconderse en Almería y Albacete con Bartolo Sace. Puestas así las cosas y antes que en Chipiona se le escapase a alguien un tiro que fuese hacia su persona se estableció en Sevilla donde comenzó a trabajar en los albañiles.
Mellado había sido juzgado por varios cargos en Consejo de Guerra con acusaciones falsas que le llevaron a prisión.
Finalmente Mellado pudo conseguir un trabajo en la Depositaria del Ayuntamiento de Sevilla cargo que desempeñó hasta su jubilación. Paralelamente trabajaba como gerente de los cines de barrio que poseía su primo el abogado José Maria Domenech Romero y posteriormente pasó al despacho de abogado de la calle Zaragoza. Desde allí Mellado se ocupo de hacer muchos favores a chipioneros que antes no le miraban por su militancia comunista, por lo que esto fue su mejor venganza. En los últimos años Mellado y Narciso Montalbán habían recibido diversos homenajes desde el PCE y veían agradecidos los trabajos realizados por recuperar la Memoria Histórica en Chipiona.
Mellado siempre tuvo en su mente el recuerdo de Ana Pomar, la viuda de Panchito, Francisco Montalbán, quien arriesgó su vida por esconderle a él y a Cosme Mellado en un autentico acto de valentía protagonizado por una mujer a la que le habían asesinado el marido.
José Mellado estaba casado con Dolores Bernal y tenía dos hijas y dos nietas. Su cuerpo fue incinerado con la bandera republicana y sus cenizas reposan ya en las aguas chipioneras de la playa La Cruz del Mar. Sus camaradas de Chipiona le enviaron una corona de flores con los colores de la república.

El juicio sumarísimo a José Mellado.-
José Mellado fue detenido por la Guardia Civil el 23 de julio de 1936. Con 16 años ingresa en la Prisión Central de El Puerto de Santa María el 5 de agosto para ser trasladado en mayo de 1937 a la cárcel de Cádiz. Ese mismo mes de mayo de 1937 fue sometido a juicio sumarísimo. Curiosamente Mellado fue juzgado por delito de “auxilio a la rebelión militar”. Entre las acusaciones su afiliación a la CNT de la que era Secretario del Exterior de la agrupación de Chipiona. Lo califican de ideas extremistas y exaltadas y lo consideran hombre de acción, atribuyéndosele agresiones a elementos de otras ideologías. Se le atribuyó el reparto de proclamas el 18 de julio del 36 para levantarse contra el ejército, hecho que no pudren probar.
Se le acusó de ser de la Juventud Comunista y delegado del Socorro Rojo en Chipiona. También le acusaron “el estar armado la noche del 18 de julio al acecho de las personas de derechas”, lo que no se le pudo demostrar de ninguna manera. Estas acusaciones fueron formuladas por la Falange que también le atribuyeron el control del sermón en las iglesias, circunstancia que tampoco le pudieron demostrar. Así las cosas a Mellado lo condenan a 12 años de prisión mayor.
Posteriormente el 25 de mayo de 1940 le es conmutada la pena a 6 años por la Comisión Provincial de Penas por ser menor de edad. Ya en noviembre de ese mismo año la Comisión Central de Penas del ministerio del Ejército le conmuta a tres años de prisión menor. El 3 de julio de 1941 sale en libertad definitiva y el 24 de julio de 1944 es el archivo definitivo de su causa. Cabe reseñar que previamente el 27 de julio de 1942 fue declarado inútil total del servicio militar por enfermedad. Había sido soldado de reemplazo de 1941 de la plaza de Barcelona en el 1ª Batallón Disciplinario de Trabajadores nº 95.


Se fue ligero de equipaje.-

José Mellado, Joselito el de la Ratita, se nos ha ido ligero de equipaje. Enfundado en su bandera republicana, ideas a las que fue fiel hasta su muerte. Se fue ligero de equipaje porque dejó aquí en este verdadero valle de lágrimas continuado su legado ideológico y cultural. Toda su vida la dedicó a hacer el bien a los demás. Quizás demasiado impetuoso en su juventud pero entregado a sus ideales. Nunca tuvo nada suyo. Todo su esfuerzo, su trabajo, fue siempre para el bienestar de sus hijas y de sus sobrinos con los que en muchas ocasiones ejerció de padre.
Una vez restituido Mellado nunca empleó sus influencias para el mal, todo lo contrario. Muchos chipioneros aún recuerdan sus innumerables gestiones desde Sevilla para sus paisanos sin mirar el color ideológico. Esa era su mejor venganza y así lo hizo hasta el final de sus días. La vida de Mellado no fue fácil. Conoció pronto la muerte de su madre a temprana edad. Posteriormente el vil asesinato de su padre y la triste muerte de su hermano Antonio en un accidente laboral. La vida le alcanzó también para conocer la muerte de su hermana Carmela y de su compañero de fatigas de toda la vida, el líder sindical Cosme Mellado Caro. En su entierro, José Mellado fue el único que alzó el puño en homenaje a su amigo. Se fue Mellado, ligero de equipaje. Aquí dejó su semilla.

Fdo, Juan Líster Negrín
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Fotos del autor.

Parte de este reportaje está confeccionado con los datos aportados por el historiador Tano Guzmán, quien ha trabajado en la recuperación de la Memoria Histórica través de la concejalía de Cultura.