martes, 17 de junio de 2008

PUPILOS EN CHIPIONA


Por Juan Mellado.


En el universo particular de mi infancia guardo el grato recuerdo del anuncio de la llegada de los pupilos. A mediados de junio y tras el ansiado y esperado fin de curso, venía ya la primera avanzadilla de los pupilos para pasar la temporada. ¡Ay¡ esas vacaciones tan largas que a los alumnos no nos daba ninguna vergüenza tener e intuyo que a nuestros maestros tampoco.
Los pupilos, como cariñosamente los llamábamos, eran al igual que hoy en su mayoría procedentes de Sevilla. Pues eso, los sevillanos. Este que escribe esperaba la llegada de los pupilos sevillanos para cortar radicalmente las relaciones con mis amigos de Chipiona y darme un baño de capital de Andalucía. Vestía mucho mandar a tomar viento la Cruz del Mar y bañarse en la sevillana playa de Regla en Doña Amparo con esos amigos nacidos todos en Los Remedios como era preceptivo.
Ironías a parte, nuestro grado de relación con los pupilos de Sevilla ha sido siempre de hermandad aunque haya gente que se empeñe en demostrar lo contrario. Además de su incondicional amistad los sevillanos nos ofrecían la oportunidad de ganar un buen dinerito con el alquiler, lo que a muchos ayudaba a pasar el crudo invierno chipionero. Ellos necesitaban el fresco de nuestras playas y nosotros su dinerito fresco. Al hilo de esto se urdían amistades que en muchas ocasiones desembocaban en amoríos y en algún que otro casorio.
Algunos se han empeñado en mostrarnos a los sevillanos bajo una relación amor-odio. Así hemos visto a gente que nos lo presentan como dioses salvadores de la patria, junto a otra que lo muestran como unos demonios que dejan el pueblo lleno de cáscaras de pipas, llaman Sierpes a nuestra Isaac Peral y además se traen de Sevilla el papel higiénico para limpiarse esa parte tan noble donde la espalda irremediablemente pierde su nombre. Ni una cosa ni la otra. En todas partes se cuecen habas. Aunque ya los pupilos no son tan pupilos. La mayoría de ellos se compraron su segunda vivienda en Chipiona y cada vez son menos los que están en nuestras casas bajo nuestra tutela. En lo bueno y en lo malo los sevillanos son responsables junto con los chipioneros de la imagen que presenta Chipiona y hoy más porque son muchos los que ya están empadronados en este remedo de Vetusta y ayudan con sus votos a que algunos salgan de alcalde.