Por Juan Mellado.-
Desde hace bastantes años es muy recurrente el hablar con muy
mala uva y sensacionalismo de los casos de prostitución en Cuba, la Mayor de Las
Antillas, también llamada por Colón la Isla de Juana. Muchos han sido los artículos de prensa, reportajes de tv,
conferencias y debates sobre este tema tan espinoso y a la misma vez tan
universal. No faltan tampoco los chascarrillos(1) sobre este triste negocio de la carne en los que se pone en
solfa la dignidad e integridad de cubanas en lo que se refiere a la
prostitución femenina. Así la mayoría de las veces en estos foros solo se
ve la paja en ojo ajeno y no la viga en
el propio. Por eso cabe decir que al menos en España al hablar de la prostitución
en Cuba los españoles hemos sido si no tristes iniciadores al menos
fomentadores y promotores de esta profesión en la Isla.
Existe bastante documentación de la existencia de putas
españolas en Cuba y más concretamente en La Habana desde hace varios siglos en
el ejercicio del llamado oficio más antiguo del mundo.
Podemos remontarnos a los primeros viajes de Cristóbal Colón
al Nuevo Mundo. Recordemos que en el tercer viaje que partió de Sanlúcar de
Barrameda (1497-1498) le acompañaron 30
españolas, a petición de los reyes Isabel y Fernando, que a buen seguro no
serían las mujeres de los marinos sino dedicadas a ayudar a soportar las
penalidades de tan largo viaje. No obstante, según el historiador Juan
Francisco Maura, ya se ha constatado presencia femenina en el segundo viaje(1493/94)
que iban en los barcos y que ocasionaron problemas entre la tripulación
y algún otro historiador, quizá con menos rigor sostiene que mujeres podrían haber
participado en el primero. Se desconoce con exactitud cuántas partieron hacia
América y a su vez qué número de ellas a Cuba porque muchas no figuran en los
registros y otras viajaron ilegalmente, pero entre 1509 y 1607 se han
contabilizado 13.218 pasajeras, y se supone que con desigual fortuna.
Parte del trasiego hacia América se debe a una orden de la
Corona que ya en 1515 obligaba a
cargos y empleados públicos a embarcarse con sus esposas, aunque a partir de
1550, muchas viajaron solas buscando al cónyuge que no siempre encontraron o llevadas por otros bajo fórmulas de
criadas, amigas o institutrices (2).
La prostitución indígena
Si bien en las
primeras incursiones conquistadoras de España a la isla de Juana, los
colonizadores vinieron acompañados por algunas mujeres que servían a sus
placeres sexuales, a partir del momento en que se decide el asentamiento
español en Cuba, se hace manifiesta la intención de la Corona de ir creando las
bases de un sistema familiar sólido basado en las leyes de Dios, y de la propia
Corona, claro.
En relación con
este asunto, el investigador Leví Marrero, en su libro Cuba, economía y sociedad, reflexiona:
Precisamente, y
anterior a la mencionada “cabaña de servicios sexuales” de Diego Velásquez, se
tienen noticias de que la prostitución en la isla comenzó con esas mujeres que
venían en los barcos españoles y que eran, según fuente consultada por Rosa Miriam Elizalde,
“numerosas alcahuetas y mujeres del mal vivir escapadas de las garras del Santo
Oficio”
En fecha tan
lejana como 1494, en el segundo viaje de Colón a las tierras americanas, se
hallan los primeros rumores de disturbios y trifulcas entre los tripulantes
poco antes de avistar la costa sur oriental, con motivo de rifas para el uso
sexual de algunas españolas que venían en el barco y una media docena de
indígenas que fueron subidas a bordo en
la isla de San Salvador .(3)
Así ya en 1550 la llamada de América contagió a toda la
población y las solteras no se arredraron ya que fueron el 60% de las que
emigraron, ricas, pobres, religiosas, prostitutas o aventureras. En el Siglo
XVI de los 45.327 viajeros a América registrados en Andalucía 10.118 fueron
mujeres(4)
Mucho más adelante en el tiempo, en el periódico La Vanguardia (5) el 11 de julio de 1914 se alerta de
la existencia de mafias dedicadas a exportar prostitución de Europa a Cuba. “Agentes
expertos, particularmente franceses, burlando la ley de inmigración, seducen y
conquistan en Europa a muchachas frágiles y las traen al mercado de Cuba”. Como quiera que la noticia se refiere a
Europa no es de extrañar que fueran españolas también las engañadas a tenor de
la gran fluidez de comunicación que había entre la ex colonia y la metrópoli
desde diversos puertos españoles.
Según un estudio de Alberto J. Gullón Abao(6) (Universidad de Cádiz), “parece ser que la mayor parte de las
prostitutas extranjeras procedían, con excepción de las españolas, del arco
caribeño, lo que evidencia que se mantienen las mismas redes que existían en la
época colonial”
En el trabajo, “La inmigración española en Cuba como fuerza
de trabajo,1800-1933, de la investigadora Coralia Alonso Valdés(Archivo
nacional de Cuba)”(7), se fundamenta
que “Las corrientes migratorias entre el conjunto de las provincias de España y
Cuba, iniciadas con posterioridad al descubrimiento, cobraron particular
incremento en el Siglo XIX, ante las necesidades de fuerza de trabajo surgidas
con el auge económico de la colonia y el afán de algunos miembros de los
sectores dominantes de equilibrar el número de habitantes de procedencia
africana y europea. En este sentido, el miedo a la repetición a los sucesos de
Haití desempeñó un importante papel en las primeras décadas del siglo. Después,
la urgencia de sustituir la mano de obra esclava por libre asalariada, incide
en la necesidad de traer inmigrantes españoles a la Isla”.
En este mismo trabajo se alude a las contratas de españoles
entre 1845 y 1846, pertenecientes a varias provincias. Viajaron a La Habana
1208 personas; de ellas 934 eran hombres(77,3%) y 274 mujeres(22,7%),
destacando la presencia femenina en un poco más de la quinta parte.
Así el transporte de inmigrantes procedentes de España
constituyó un rentable negocio para algunos porque pagar el precio del pasaje
implicaba para muchos la deuda personal o familiar, o caer en la firma de
contratos usurarios mediante los que quedaban atrapados durante años hasta
cumplir el plazo establecido o pagar el dinero recibido, situación de
semiesclavitud temporal en la que muchos perdieron la vida debido al excesivo
trabajo, la deficiente alimentación y los rigores del clima. Por estos motivos
son frecuentes las deserciones y en otros casos aparece la presencia de la
mujer en la prostitución al encontrarse sin la posibilidad de otro trabajo.
Aquí las autoridades españolas dejaron abandonadas a estos
inmigrantes que caían en diversas redes de explotación.
Ya se oyen voces de denuncia en esa época desde España,
particularmente desde Canarias, seguidos de gallegos y campesinos castellanos.
Así se crean asociaciones como la Asociación Canaria de Beneficencia y
Protección Agrícola fundada en La Habana en 1872 para defender sus derechos, ya
que el gobierno español deja a su suerte a los inmigrantes.
Los investigadores recuerdan que “un
observador de la época informa que la prostitución pública estaba constituida
por una clase de mujeres blancas inmigrantes, arrojadas aquí como desechos de
los puertos de Costa firme, Repúblicas americanas y Canarias….y mujeres de color
acomodadas por los amos….”
En torno a 1878 reflejan que “Capel describe a otras mujeres
mayores, casi siempre españolas, que
pululaban en torno a este oficio y que eran las llamadas alcahuetas, destinadas
a captar la atención de jóvenes entre 13 y 16 años que andaban por las calles y
a las que se les ofrecía alojamiento inmediato en casas, pensiones y residencias
que eran prostíbulos o lugares de trata encubiertos”.(8) Lo que dicho en chipionero, estas alcahuetas españolas eran mucho
más putas que las autóctonas.
Tráfico de mujeres
canarias:
El tráfico de mujeres canarias resultó un lucrativo
negocio, pues muchas fueron engañadas por las compañías de embarque con falsas
expectativas laborales. También en ocasiones ante la falta de trabajo la mujer
isleña de forma voluntaria trabajaba como prostituta, aunque las más de las
veces era sin su consentimiento. Muchas de ellas vendidas como esclavas subastadas
como mercancía y destinadas a los prostíbulos de Cuba. La explotación de
mujeres canarias como prostitutas en Cuba se podría considerar un sector de
ocupación fundamental en el siglo XIX y primeras
décadas del XX. Así en 1855 estaban registradas en la Habana 200 casas de
prostitución con un total de 651 meretrices, el 90% de color, extranjeras,
peninsulares y canarias, como así lo afirma el
historiador Hugh Thomas (9). En
1899 el 80% de las prostitutas eran cubanas y el 50% de éstas eran menores de
20 años. A finales del siglo abandonaron
sus antiguas calles de Habana y Teniente Rey para extenderse por toda la
ciudad, especialmente por Amistad, Neptuno y San Miguel. También la prensa(10) versificaba ese fenómeno:
"Y casi todas las casas
de pupilas: La Francesa,
la Asturiana de Aguacate,
la Curra de Compostela,
la Catalana de Sol,
Filomena La Gallega, que vivía en Obrapía
y se mudó a la Chorrera
De lo que se deduce que al menos las madame de esas
casas de citas eran españolas
La negación de la evidencia:
EL historiador Julio César González
Pagés ofreció el 28 de octubre de 2011 en la Federación de Asociaciones
Asturianas de La Habana la conferencia
titulada “Emigración de mujeres españolas en Cuba”: ¿el fin de la travesía?.
Autor también del libro Emigración de mujeres gallegas a Cuba, González habló
de las discriminaciones que sufrieron las mujeres. Según refleja la crónica de
Yonier Angulo(11), un punto polémico
fue el tema de la prostitución de las mujeres españolas durante la emigración
en las tres primeras décadas del siglo XX. Algunos residentes españoles en Cuba
presentes en la conferencia negaron el fenómeno a pesar de las estadísticas
tomadas de los archivos policiales y de la obra La delincuencia femenina en
Cuba(1928) de Israel Castellanos. En el que se resalta que “fueron las mujeres
gallegas las más vulnerables a este negocio auspiciado por mafias y redes familiares….”
A modo de conclusión:
Con este trabajo de
investigación no se pretender señalar a nadie ni meter el dedo acusador en ojo
de otro. Simplemente llamar la atención sobre un fenómeno social que se da en
todos los lugares del mundo bajo diversos ropajes y fundamentar que no es
exclusivo de una parte de la geografía terrestre. El vino de Rioja sólo se
produce allí o en la Alavesa pero la prostitución tiene su caldo de cultivo acá
y acullá por lo que no se le debe ni puede atribuir a nadie la exclusividad ni
hacer chistes fáciles sobre ello.
Fuentes para la
elaboración de este trabajo:
-Elaboración propia y
las siguientes citas que a continuación se reseñan.
(1) Circula por ahí un chiste fácil y
lacerante en el que un compadre le dice a otro:
-Estuve de vacaciones a Cuba
-¿Con quien fuiste?
-Con mi mujer
- Joder, macho, ¿tú cuando vas a La
Rioja te llevas el vino?
Contra ese chiste fácil podría salir este otro no menos
fácil. Unos compadres que van en España de puticlub en puticlub. En estos
lugares sólo aciertan a ver putas extranjeras, por lo que uno le pregunta al
otro:
-¿Compadre, dónde estarán las putas
españolas?
-En sus casas con sus maridos
(2)(Cultural de El País 18/05/2012).
(3)(Tomado de Habana Babilonia de Amir
Valle)
(4) (Historia de Iberia Vieja nº 85)
(5)(pág9 sábado 11 de julio de 1914)
(6) (Universidad de Cádiz), titulado “La
prostitución en La Habana en los primeros años del Siglo XX”(Trocadero 2000-01)
(7) “La inmigración española en Cuba
como fuerza de trabajo,1800-1933, de la investigadora Coralia Alonso
Valdés(Archivo nacional de Cuba)
(8)Vida y muerte de la mulata, crónica
ilustrada de la prostitución en la Cuba del XIX( Juan Andreo García, Universidad de Murcia y Alberto José Gullón
Abao, Universidad de Cádiz. Consejo Superior de Investigaciones Científicas )
(9)(Teresa Glez Pérez, catedrática
Universidad de La Laguna, publicado en La Opinión el 19/05/2002)
(10)Revista de Indias, 1998,
vol. LVIII, núm. 212
EL 98 EN LA HABANA:
SOCIEDAD Y VIDA COTIDIANA
POR MARÍA DEL CARMEN BARCIA ZEQUEIRA
Facultad de Filosofía e Historia, Universidad de la Habana
(11)(feminismocuba.blospot.com)