sábado, 29 de octubre de 2011

Hambre y caciquismo en Chipiona en la crisis obrera de principios del Siglo XX.-



Por Juan Mellado

En un anterior trabajo reseñábamos el intento de 400 familias chipioneras de emigrar a La República Argentina ante la grave crisis económica que se padecía a principios del Siglo XX que se traducía en hambre y paro. Ver El Pobrecito Hablador de fecha 11 de noviembre de 2010, http://saidito.blogspot.com/2010/11/400-familias-chipioneras-intentaron.html

En esta ocasión vamos a profundizar más en el fenómeno desde el punto de vista económico y social que se agudizó en febrero 1915 .Para fundamentar esa reseña basta con recordar la visita que hizo a las sociedades de obreros viticultores el líder sindicalista trebujenero José Cabral Beato, “Joselillo el Vazque”(*) a principios de 1915 a las ciudades de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Rota, Puerto de Santa María y Jerez.
José Cabral visitó estas localidades en representación del Centro Instructivo de Obreros del Campo y tras ello plasmó sus impresiones en el periódico La Idea el 18 de febrero del citado año. De este periódico extractamos la narración que exclusivamente refiere a Chipiona y que no tiene desperdicio. Cabral la titula “Impresiones de un viaje”.
En aquella época el alcalde de la villa era Antonio Caballero y Ruiz, quien había sido nombrado el 30/03/1895 y prolongó su mandato hasta 1917.
(…….) “Celebramos el mitin, que tuvo gran importancia, y al siguiente día, acompañado de los compañeros Francisco Guerra y Eusebio Gutiérrez, de Sanlúcar, marchamos a la villa de Chipiona. El día estaba lluvioso; el huracanado viento del Sur que reinaba, hacía desaparecer las espirales que formaba el humo de la locomotora.
Llegamos a Chipiona; y al llegar,nosotros que estamos acostumbrados a vivir en la privación y en la miseria, no tuvimos por menos que experimentar una terrible sensación de dolor y de amargura. La grave crisis porque atraviesa España entera y singularmente esta región, tiene en la citada villa caracteres de positiva gravedad. La falta de pan y de abrigo, unidas a la tiranía caciquil que en ella existe, hace que sus laboriosos y honrados obreros presenten en sus demacrados rostros la huella de los más agudos sentimientos.
Hacer una descripción de las miserias que presenciamos, sería tarea harto difícil, pues no encontraríamos frases como no fuesen de maldición. El odioso y execrable caciquismo que padece Chipiona, causa directa del abandono del pueblo en el uso del derecho político-social, es de lo más abominable y asqueroso.
Cual si la fuerza pública no tuviera más elevada misión que cumplir, el caciquismo la emplea exclusivamente en molestar a los obreros asociados, particularmente a los de la Junta Directiva, sin tener para nada en cuenta que alguien ha dicho, que de la tiranía de los de arriba, nace la rebeldía de los de abajo. Y cuando nosotros, al escuchar sus quejas, procurábamos señalarles el camino que deben de seguir para librarse de la odiosa tutela caciquil, aquellos obreros escuchaban nuestras palabras con esa glacial y fría indiferencia del hombre, que pierde toda esperanza de redención mediante el ejercicio del derecho.
En otro artículo nos ocuparemos de la conducta de aquellas autoridades, que no parece si no que tienen el deliberado propósito de ocasionar a los vecinos de tan pacífica y honrada villa, días de tristeza y amargura. Pero entre tanto hemos de advertirles a aquellos obreros, que es preciso tengan la constancia y valentía que exige la defensa de sus más sagrados derechos, no dejándose dominar por los ciervos del caciquismo, y que cuando llegue la ocasión se presten todos a luchar como un solo hombre, hasta conseguir arrojarlos de los cargos que ocupan y en cuya posesión no cometen más que injusticias y atropellos.
Sí, compañeros; es preciso, indispensable, que luchéis contra los manejos y artimañas del caciquismo, fuente de donde emanan todas vuestras tiranías; hay que abandonar el miedo que os empequeñece y esclaviza; hay, en fin, que luchar con denuedo y valentía, asistidos de la razón y de la justicia, hasta hacer que vuestros derechos sean respetados por los que siempre fueron vuestros tiranos y explotadores”.
José Cabral Beato
Trebujena 18 de febrero 1915
Como podrán comprobar los lectores por el testimonio de José Cabral, la situación era bastante calamitosa. De un pueblo que según el censo de 1910 tenía 4.542 habitantes y de los cuales más de 2.000 obreros eran parados, no se podía esperar nada halagüeño. En comparación demasiado bien se comportaron los indigentes ante la grave situación que padecían. Ello era corroborado por
numerosas noticias aparecidas en toda la prensa española a lo largo del mes de febrero de 1915 y de las que entresacamos las más llamativas.
Así El Correo del Norte (Diario Regional Tradicionalista) de San Sebastián, con fecha de 15 de febrero de 1915(nada sospechoso de ser de izquierdas) titula en portada la noticia del conflicto obrero en Chipiona:
“Telegrafían de Sanlúcar que se acentúa la gravedad de la crisis obrera en Chipiona. Los obreros imploran la caridad pública. El alcalde gestiona inútilmente socorros del gobernador y de los diputados a Cortes y provinciales. Los ánimos están muy exaltados y se temen disturbios. Con tal motivo han salido para Chipiona fuerzas de la Guardia Civil, al mando del teniente Pando.
El convento de los franciscanos reparte diariamente cien raciones, cantidad escasísima con relación al número de necesitados. El Ayuntamiento se ha reunido para tratar una de las mayores calamidades que pesan sobre Chipiona.
Ayer murió de hambre una mujer que llevaba tres días sin tomar alimentos. Es tal el hambre en Chipiona, que un grupo de obreros sin trabajo se dirigió hoy a un pinar público y cortó una veintena de pinos para vender la leña y poder comer. La benemérita custodia el pinar. PASAN DE 2.000 LOS OBREROS PARADOS.
Ha marchado a Chipiona toda la Guardia Civil que había en ésta, llamada por el alcalde ante el temor de que surjan desórdenes, pues los grupos de obreros famélicos recorren las calles en actitud levantisca. La población obrera de Chipiona está desesperada ante la grave situación que atraviesa por la carencia de trabajo y la carestía de las subsistencias”.
Ya el diario ABC había advertido el 13 de febrero que: “El ayuntamiento no solo no puede atender esta calamidad, sino que carece de recursos para pagar a sus empleados. Muchos pequeños propietarios carecen de dinero para labrar sus tierras”.

El mismo diario con fecha día 15 Relata el malestar en los obreros que se extiende a los propietarios quienes sufren grandes perjuicios por no haber vendido la cosecha de vino. En la misma se anuncia la venida de más fuerzas de la Guardia Civil para reprimir los desórdenes.
Posteriormente el 19 de febrero es La Vanguardia quien recoge que, ”se ha verificado hoy en Chipiona una manifestación de obreros desocupados, en la que figuraba a la cabeza el cura-párroco, con objeto de pedir socorro para los hambrientos.

Hoy han sido socorridos cuatrocientos. La situación de la población es insostenible. El ministro de Fomento ofreció 1000 pesetas pero no las ha enviado”.

Este mismo día en la revista ESPAÑA se reseña que en Chipiona grupos de menesterosos recorren las calles en actitud levantisca. Para colmo una epidemia de gripe azotó Chipiona y los franciscanos ayudaron a la combatirla, mientras además diariamente repartían comidas.
Visto este panorama, que era extensible a gran parte de España, no es de extrañar que en 1931 adviniese la II República Española. Ésta intentó solucionar en pocos años un mal de siglos y el proyecto se le escapó de las manos por defectos propios y por la oposición de la derecha más dura y caciquil.

(*)José Cabral Beato "Joselillo el Vázque"

Fotografía de José Cabral Beato sacada de su propia cartera la cual fue encontrada, entre otras pertenencias, en el hueco dónde su hija Josefa la guardó para eludir la censura y la destrucción por la dictadura franquista.
José Cabral Beato, más conocido como “Joselillo el Vázque”, nace el 3 de marzo de 1888 en la villa de Trebujena, en la provincia de Cádiz. Fue el mayor de seis hermanos. Vivía en la choza existente
en una finca que su padre llevaba a rentas cerca del cortijo de “El corredero”.
Nunca fue a la escuela por lo que tuvo que aprender a leer mientras siendo un niño trabajaba cuidando cerdos. Casado con Josefa Oliveros Garrido, vivía en frente de la Ermita de Palomares, en el número 8 de la calle Ciprés, junto con sus dos hijas, Josefa Cabral Oliveros y Francisca Cabral Oliveros, y su hijo, Francisco Cabral Oliveros.
Fue concejal del Ayuntamiento (a sus 27 años) en los momentos que existió libertad democrática, y estuvo también al frente de la casa común de los trabajadores, del Centro Instructivo de Obreros del Campo. También fue Delegado Regional de la UGT (Sevilla, Cádiz, Málaga y Huelva). Se educó, políticamente, en la rebotica de D. Francisco Carrasco de la Saga.
Al principio perteneció al republicanismo de Lerroux, quién le ofreció un puesto de Gobernador Civil de Cádiz, pero dejó esta tendencia pasándose a la de Manuel Azaña, ya que el primero se había inclinado a la derecha. Fue la persona que mejor pudo encarnar el arquetipo de jornalero del campo pertinaz autodidacta, que logra alcanzar una vasta formación cultural que le permite
mirar sin complejos de inferioridad a los señores del Marco de Jerez. Su apodo, “Joselillo el Vázque”, todavía hoy en el pueblo es sinónimo de líder obrero y mente privilegiada. Escribió artículos para numerosos periódicos de la época.
Falleció de asfixia por inmersión en el “Pozo de la Noria” el día 29 de agosto de 1936, lugar en el que prefirió morir antes de sufrir las torturas y vejaciones que los fascistas del pueblo estaban cometiendo con otros paisanos correligionarios
CENTRO INSTRUCTIVO DE OBREROS DEL CAMPO (CIOC)
El Centro Instructivo de Obreros del Campo se encontraba ubicado donde hoy en día se encuentra la Biblioteca Municipal. Entre sus objetivos estaba elevar el nivel cultural y alfabetizar y documentar a sus afiliados, ya que eran conscientes de la importancia que tenía la cultura para la lucha del proletariado. De aquí saldrán buena parte de los regidores municipales que van a marcar la política local.
Fuentes:
-Blog de José Cabral
-ABC
-La Vanguardia
-El Correo del Norte
-Revista España
-Elaboración propia

lunes, 10 de octubre de 2011

LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE REGLA(Cuba)






Eliana Cárdenas (*) y Aramís A. Aguiar.
Algo de historia

Avanzada la segunda mitad del siglo cuarto, en medio de las dunas de Numidia (antiguo nombre romano de la Argelia más o menos de hoy) acontece una revelación, meritoria de crédito o no. Refiere la leyenda que el joven San Agustín es iluminado por un Ángel, quien lo llama a labrar la figura de una virgen. Imagen a venerar en sus plegarias y oraciones. La talla debía ser en madera de la región y reproducir la tez negra de los nativos.

San Agustín fue ordenado sacerdote en el año 391 y en el 395 se le confiere el episcopado de Hipona (Annaba, vital puerto del oriente argelino), cargo que el Obispo desempeñaría hasta su fallecimiento en el 430. Es considerado entre los grandes padres de la Iglesia y eminente doctor en teología cristiana.(1)

A la muerte de San Agustín su discípulo, el diácono Cipriano, queda a cargo del oratorio y de la Virgen. Y transcurrido unos pocos años, ante la amenaza de profanación que representaban las hordas de Gensérico (rey de los vándalos), Cipriano decide preservar la Virgen y la lleva consigo en azaroso y precario viaje a través del mar Mediterráneo, cruza el estrecho de Hércules (Gibraltar) y estropeado, aunque a salvo milagrosamente, desembarca en las playas españolas de Cádiz −en un sitio no lejano del emplazamiento actual del Santuario de la Virgen de Regla en Chipiona−; desde entonces, por tradición todos los marinos apelan al socorro de la Virgen.

De seguido la Virgen es reverenciada durante una época en el convento que tenían los Ermitaños de San Agustín, en tierras cercanas al río Betis. Al inicio, en virtud de su procedencia, la Virgen recibe el apelativo de “Virgen Líbica” o “Bella Africana”(.2) Pero los fieles no tardan en denominarla “Virgen de la Regla de San Agustín”, en razón de su origen. A posteriori es oficialmente reconocida como “Nuestra Señora de Regla”, si bien popularmente se le llega a identificar por el patronímico de “Virgen de Regla”.

Contados años luego de ser rebasados seis siglos, la “Bella Africana” fue escondida en un pozo seco a fin de de protegerla del arribo a Andalucía de los invasores árabes; el icono de la Virgen es rescatado en 1330 y a partir de esa oportunidad se le rinde tributo en un castillo, devenido monasterio, que fue mercedado por el señor feudal de Chipiona.(3 )Allí encuentra refugio la figura original de la Virgen de Regla; desbastada en cedro, árbol habitual en el norte de África.


La virgen en Cuba
Con la llegada a Cuba de la religión católica, junto con la conquista y colonización, es de esperar que los hombres de mar, en su mayoría procedentes de la ensenada de Cádiz, también legaran el culto a la Virgen de Regla.

Güaicanamar, asentamiento de indios en la rivera nordeste de la rada habanera, tras unos cien años de vida –período nacido en tanto progresaba el siglo dieciséis– sirve de base para la fundación en 1687 del pueblo de Nuestra Señora de Regla, comunidad portuaria que había adoptado antes por devoción a la Virgen en calidad de tutelar.

En aquella ocasión, acaso un poco más hacia la punta del mismo lugar que ocupa hoy la Parroquia de Regla; o sea, en el primitivo cayo “Camaco”, tierras del otrora ingenio de azúcar “San Pedro de Güaicanamar”; se levanta una Ermita para glorificar a la Virgen; construcción de frágil naturaleza, que fue destruida el 24 de octubre de 1692 por los embates del huracán San Rafael.(4)

Diego Avelino y Vélez, Obispo de Compostela, transita de 1685 a 1704,(5) y en su ministerio la edificación se repone con la apertura en 1793 del Santuario, modesta edificación donde se instala la efigie actual de la Virgen de Regla, figura para ser vestida, con la cara, manos, y una armazón de madera, para ser vestida.

Ya alrededor de esta coyuntura, comienzan a celebrarse los agasajos que duran todo un octavario de homenaje a la Virgen, aunque la iglesia actual se terminó entre 1811 y 1818. Recortes de prensa informan que las festividades conseguirían reunir un estimado de cien mil personas en la etapa republicana, cifra que no implicaría dudas de considerarse para el total de los ochos días de fiestas conmemorativas.

Antaño, el domingo ulterior al 8 de septiembre, la Virgen era paseada en andas por las calles más céntricas del pueblo; muchos de los acólitos solían empuñar una vela encendida; acompañaba a la imagen una “paleta multicolor” compuesta por creyentes, congregaciones religiosas y sociedades laicas.(6 )Aunque en raras circunstancias la procesión católica viajaba un circuito desigual, la plantilla de su recorrido hoy se puede representar venciendo la calle Martí –vía principal del poblado– al salir, hasta circunvalar la Plaza Güaicanamar –frente al Palacio del Gobierno Municipal– y venir de regreso por Máximo Gómez hacia la calle de Santuario para desembocar en las puertas de la Iglesia.

De acuerdo con los hechos históricos narrados por Gómez Luaces en Dos Palabras, Juan de Conyedo Martín, aproximándose al litoral este de la ciudad, sobrevive de puro milagro en aguas del Golfo y desde el naufragio se consagra a la Virgen como ermitaño, mientras suceden los 51 años restantes de su vida, recluyéndose en el Santuario que es erigido en 1696, fruto en buen grado de donativos y un empréstito financiero procurados por él. (7)

José María de la Torre en su libro Lo que fuimos y lo que somos o La Habana Antigua y Moderna, publicado en 1857, también hace referencia a que el limeño don Manuel Antonio, fue el fundador de la ermita y “…el primero que tuvo la licencia para vestir el hábito de ermitaño. Después de ser destruida por el huracán de 1692, diez años más tarde, “…un ermitaño asturiano nombrado Juan de Coyedo Martín, construyó una iglesia de tapia y tejas, y vivienda para el albergue de los hermanos que recogían limosnas del vecindario.”(8)

Por aclamación de la ciudadanía y aprobación eclesiástica, a finales de 1714, la Virgen alcanza la advocación de Patrona de la Bahía, la dársena y pueblos costeros anexos;(9) con posterioridad, a 232 años de distancia de ese momento, se iniciaría el paseo de su imagen por el interior del puerto hasta la base de la farola del Morro. Cuando los ingleses ocupan el Santuario cuando ocurre la toma de La Habana, la imagen de la Virgen se deposita en la Iglesia del pueblo del Calvario y luego fue trasladada hacia un ingenio de Managua.(10)

El Obispo de Espada resuelve independizar el Santuario del curato de San Miguel del Padrón y, en consecuencia, el templo es transformado en Parroquia por el diocesano, corre el año 1805.(11) Más adelante un huracán azota con extrema agresividad al pueblo de Regla y provoca daños irreparables a la iglesia, que por último debe ser demolida. El 8 de septiembre de 1811 se procedió a inaugurar la reconstrucción de la Casa de Dios; pero a causa de las obras para el realce de la fachada del atrio y demás obras complementarias, no es hasta principios de 1818 que se concluye la recuperación total con el remate de la torre del campanario, durando las intervenciones hasta casi finalizada la centuria, cuando alcanza la imagen actual.
El Santuario de Regla, un templo del siglo XIX
Cuando se cruza en lancha la bahía de La Habana y se está arribando a Regla, la iglesia ofrece una vista donde se aprecia en escorzo su fachada principal y el cuerpo de la lateral, destacándose su volumetría por el color blanco de los muros y el rojo de la techumbre a dos aguas de la nave. La iglesia actual, sustitución de la construida en el siglo XVIII, se terminó en 1811 y los planos de la torre campanario fueron realizados por Don Pedro Abad Villareal, culminándose en 1818. Mas, no es hasta el 6 de mayo de 1885 que finaliza la nave de la iglesia y en igual fecha es rematada la bóveda que reviste el altar mayor.

Es, por tanto, una construcción totalmente decimonónica y su composición volumétrica y de fachadas corresponde a la tipología desarrollada en esta centuria en templos modestos, en su mayoría con una nave principal y una torre en el centro, que marca la simetría axial. La fachada principal –la única de verdadero interés en cuanto a expresión formal–, está constituida por el cuerpo bajo, de proporciones casi cuadrangulares (3:4), y se caracteriza por los códigos neoclásicos: dividida en tres cuerpos sobresale el central en forma de pórtico, de carácter neo-griego coronado por un frontón triangular que se apoya sobre un arquitrabe y un friso lisos, sobre el que corre la cornisa base del frontón o tímpano (espacio triangular circunscrito por las tres cornisas de un frontispicio). Estos componentes, junto con las columnas de orden dórico –levantadas sobre una base–, conforman el ámbito de entrada, con dimensiones rectangulares, donde se inscribe un arco de medio punto apoyado sobre pilastras. El cuerpo del pórtico está formado por una bóveda apoyada sobre cuatro arcos, de manera que los dos primeros, con el que funciona como entrada al templo, forman una sucesión, remarcando el sentido de profundidad y definición entre exterior e interior.

El otro elemento que destaca en la fachada es la torre campanario: un volumen cuadrangular levantado sobre una base, está horadado en cada una de sus caras por vanos con arcos de medio punto –a cada uno le corresponde una campana–, guarnecidos por elementos resaltados en forma de pilastras simples a los lados y semejando la clave del arco en el centro. La cúpula esférica, apoyada sobre este volumen cúbico, sostiene a su vez una linterna cubierta con un pequeña cupulilla donde se asienta una cruz de hierro.

Al entrar a la iglesia uninave se aprecia al final el altar mayor −recortado sobre la pared blanca−, donde se establece un contrapunteo entre influencias neoclásicas y algunas reminiscencias barrocas. Allí, en el centro se encuentra la imagen de la patrona de las aguas −una réplica de la Virgen de Regla, que continúa fiel a la descripción de la versión original (incluso guarda el equivalente al tamaño de las proporciones determinadas por San Agustín, “El Africano”), a excepción de una llave a sus pies, símbolo de la capital y de su ornamentación con siete policromos collares.

La nave se cubre con una armadura tradicional de madera “de par y nudillo”, mientras que el presbiterio, separado de la nave por unos escalones y baranda, está techado con una bóveda de ladrillos, decorada con 105 florones al relieve, que destacan sobre el fondo blanco. El Camarín de la Virgen se ilumina por dos lámparas de plata, que forman parte de su decorado.

Dentro del santuario pueden observarse las hornacinas en forma de vano con arco de medio punto sobre ménsulas conopiales, rodeados de una sencilla banda con molduras simples apoyados sobre ménsulas conopiales, que en un primer tramo −hacia el altar mayor de la iglesia y por el lado izquierdo− guarnecen las figuras de Santa Teresita (Santa Teresa del Niño Jesús), Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa; a esta altura se encuentra la entrada que conduce al altar consagrado a la Patrona de la bahía y a la capilla del Santísimo. Restableciendo el itinerario inicial, sobrevienen las imágenes de Santa Rita de Casia, Jesús de Nazaret y San José, que son interrumpidas por el púlpito; prosiguen, por el propio lado del recinto, San Juan Vianney (Santo Cura de Ars), San Antonio Abad y San Juan Bosco.

No escapa cierta pincelada a la acuciosa mirada de Carpentier, quien toma nota de la irónica sonrisa del cerdo de madera a la derecha de San Antonio, sujetado por una cuerda que desciende de la diestra del Santo. En razón del escritor, la reproducción del animal a todas luces personifica a un puerco criollo por lo peculiar de su afilado hocico.(12)

Justo en la cara opuesta de la espaciosa nave, reanudando la misma dirección e igual orden, se suceden las efigies de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, San Antonio de Padua, San Francisco de Asís (San Francisco), San Lázaro, Sagrado Corazón de Jesús, Santa Bárbara, Niño Jesús de Praga, Nuestra Señora de la Caridad y a la postre Nuestra Señora de las Mercedes.

La modesta capilla del Santísimo, situada, como ya se mencionó, hacia el lateral izquierdo en lo que pudiera considerarse una nave lateral, está precedida del altar dedicado a la virgen como patrona de las aguas y al final un sencillo altar, ejerciendo el punto focal un cuadro que representa La última cena; tres reclinatorios y tres filas de bancas componen el espacio, cubierto con techo de madera, mucho más sencillo que el de la nave principal.

Esta capilla fue posterior al conjunto del templo; igualmente, la construcción del coro alto sobre la entrada principal corresponde a una intervención del siglo XX, así como las hornacinas que dan cabida a las imágenes religiosas, pero ninguna de estas adiciones contradicen la tipología del templo neoclásico característico del XIX habanero, difundido en los alrededores de la ciudad fundacional.


Valores: historia y simbolismo de la iglesia de Regla
Este templo, desde sus inicios ha sido escenario de hechos históricos que han marcado la localidad y la han trascendido, desde los propios sucesos insertos en la leyenda popular en relación con la Virgen, los personajes que han estado vinculados al lugar y que le otorgan valor histórico, hasta el carácter mítico de la virgen como protectora de las aguas.

Entre los personales históricos presentes en el sitio, sin dudas, debe destacarse en primer lugar al sacerdote y patriota cubano Félix Varela y Morales, “el hombre que nos enseño a pensar”, quien en 1817 predica en la Iglesia desde un pulpito, (13) que se conserva hoy entre las hornacinas de San José y San Juan Vianney.



Relevante, en el curso del siglo veinte, el padre Moisés Arrechea e Iturralde (párroco de noviembre del año 1939 a enero de 1951), cuya ingente labor se patentiza al fundar varias instituciones en Regla, entre ellas la Acción Católica, y concibe la Procesión Marítima; que en su génesis, horas de la tarde del 8 de septiembre de 1946, desembarcó en el Muelle de Luz y fue transportada hasta la Catedral −recorrido que por La Habana no llega a cumplirse en años venideros a pesar de las aspiraciones de los devotos.(14)

Producto de las averías producidas por el flagelo esporádico de violentos huracanes −dada su ubicación−, en esa centuria la Parroquia sufre varias intervenciones constructivas. De ellas, algunas se deben al esfuerzo del padre Arrechea: “…reparaciones en la casa propiedad del Santuario, el muro que circunda la huerta y el comedor de la casa Rectoral…”, que repercuten de forma favorable en el estado constructivo del Santuario.

Para la historia del Santuario y de la comunidad fue altamente significativa la figura de Monseñor Ángel Pérez Valera (1915-2006). Desde adolescente principia su carrera eclesiástica como monaguillo del Convento de las Esclavas del Sagrado Corazón, en Luyanó. En 1942 recibe su Ordenación Sacerdotal en el Seminario San Carlos y San Ambrosio. Estrena su quehacer pastoral en Caraballo, y sucesivamente extiende sus oficios por Santa Cruz del Norte, Hershey, Tapaste, San José de Las Lajas y por último releva al Presbítero Arrechea en la Parroquia de la Iglesia de Regla. Magisterio que Pérez Valera ejerció durante casi 44 años. Hombre carismático y comprometido con su tiempo, da fe del apellido patriótico con el que su noble madre lo honró, coopera con sus hijos espirituales en la lucha que derribó a la tiranía batistiana (1952-1958).


La Cámara Municipal acordó conferirle el galardón del título Hijo Adoptivo de Regla; dignidad que le fue entregada en solemne acto, celebrado en la Iglesia Parroquial el 24 de febrero de 1957. Pérez Valera crea el boletín doctrinal “Ecos del Santuario”, también funda el museo parroquial; entre los años 1951 y l995 emprende intervenciones en la edificación en varias ocasiones: su voluntad logra que se acometan desde trabajos de mantenimiento y obras menores, así como otras de mayor envergadura: reparación total de la Capilla del Santísimo, reparación de la carpintería general; de las tallas y decoración del retablo del altar mayor, así como del Camarín de la Virgen. Por supuesto, cabe destacar haber promovido la y restauración de la fachada del templo y la torre. Además se construyen otras que influyen en variar la imagen del templo, como la fábrica del local del coro y las escaleras que conducen al campanario, la restitución en mármol de Carrara del comulgatorio y el suelo del Altar Mayor; y de la base de un altar dedicado a la advocación de la Virgen como Patrona de la Bahía; la habilitación de hornacinas, parte de ellas en sustitución de los altares que anteriormente estaban dispuestos en los laterales y la mesa del Sagrario, copia del autóctono en la Capilla del Seminario Pío-Latino Americano de Roma.(15)

En 1955 propone la Coronación Canónica de Nuestra Señora de Regla −coronación que se realiza el 24 de febrero de 1956 por su Eminencia Manuel Arteaga, Cardenal Arzobispo de La Habana−; gracias a su afán, el Santuario fue declarado Monumento Nacional en 1965. Finalmente hay que apuntar la publicación que realiza en 1967 −con licencia eclesiástica− de una investigación histórica en torno a la Iglesia de Regla y su Virgen, la que constituye fuente obligada para estudiosos.(16)

No puede obviarse el múltiple significado del Santuario y la Virgen. A su valor para los católicos, se suma el otorgado por las religiones de origen africano: así la Virgen de Regla y Yemayá se aúnan en su papel de protectora de las aguas como resultado del sincretismo presente en la cultura cubana. Así son muchos los que aún hoy acuden a la procesión, o al transitar sobre las aguas de la bahía lanzan algunas monedas, con la esperanza de que la virgen negra le conceda algún milagro.


Bibliografía



1 Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.
2 Pbro. Pérez Valera, Ángel: “Notas para la historia del Santuario de la Virgen de Regla.” Con licencia eclesiástica. La Habana, 1967, p.7
3 Gómez Luaces, Eduardo: Dos palabras, Imp. Valcayo. La Habana, 1945, p. 2.
4 Pbro. Pérez Valera: Obra citada, pp. 10-14.
5 Torres-Cuevas, Eduardo: En busca de la cubanidad. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 2006, pp.42-62.

6 Gómez Luaces, Eduardo: Obra citada, pp. 16-18.
7 Ibidem.
8 de la Torre, José María: Lo que fuimos y lo que somos o La Habana Antigua y Moderna, Madrid, 1857.
9 Rensoli Medina, Rolando J.: La Habana. Ciudad Azul. Ed. Extramuros. La Habana, 2008, pp.154-155.
10 Pbro. Pérez Valera: Obra citada, p. 25.

11 Cosme Baños, Pedro y otros: “Historia de Regla”. Ciudad de La Habana, Identidad de la provincia y sus municipios, Multimedia. Publicación digital. Instituto de Historia-PCC provincia Ciudad de La Habana. La Habana, 2006, p.43.

12 Carpentier, Alejo: “Regla, Ciudad Mágica”, Crónica del Regreso (1940-1941). Ed. Letras Cubanas. La Habana, 2002, pp. 33-36.

13 Placa conmemorativa del 7 de septiembre de 1817; empotrada en el interior de la Iglesia, sobre la pared que corre a la izquierda de cara al Altar Mayor.
14 Pbro. Pérez Valera: Obra citada, pp. 42-44.

15 Ídem, pp. 41-42, 45-46 y 79-80.
16 Ver boletines Ecos del Santuario, Nos. 429 [1995] y 507 [2002]. Publicación mensual del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Regla. Regla, Arquidiócesis de La Habana.






(*) Eliana Cárdenas:

La autora de este interesante artículo falleció en Madrid de un derrame cerebral el 4 de marzo de 2010 poco antes de regresar a La Habana tras haber impartido un ciclo de conferencias en las principales universidades españolas. Eliana Cárdenas ha sido la principal historiadora de la Arquitectura cubana en la segunda mitad del Siglo XX, en palabras de su profesor y compañero académico Roberto Segre. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana y otras del extranjero. Autora además de varios libros y publicaciones.

El que subscribe tuve la suerte de conocerla durante unas horas en su viaje a Chipiona(Cádiz) y actué de guía en su visita a emblemáticos lugares de la villa, como el Santuario de Regla, del que quería hacer un estudio, la parroquia o su interesante contacto con el Cronista Oficial de la Villa del que surgieron proyectos de colaboración.

El último contacto que tuve con ella fue a través del correo electrónico en el que me daba autorización para reproducir este artículo en la prensa española y del que me decía me reenviaría reformado con nuevos datos. El destino hizo que no pudiera ser. Valga esta publicación como homenaje y recuerdo.

Otras referencias :Víctima de una accidente cerebrovascular, falleció la doctora en Ciencias Técnicas Eliana Cárdenas, considerada una de las más importantes teóricas y críticas de esta especialidad en Cuba y autora de libros como José Martí: arquitectura y paisaje urbano (1988).
La destacada arquitecta, también licenciada en periodismo, dirigía la revista Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura; era vicepresidenta del Grupo de Trabajo para la Documentación y Conservación del Movimiento Moderno de la Arquitectura (DOCOMOMO) Cuba; miembro de ICOMOS Cuba, y profesora titular del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría.

Fuente: Opus Habana