Por Juan Mellado y Miguel Gallardo.
Ha estado con nosotros nueve años. Parece que fue ayer cuando llegó al hogar de acogida infantil San Carlos de Chipiona una jovencita cargada de ilusiones, con mucho amor y cariño para dar a los niños. Es Sor Loli, perteneciente a la Orden de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Un nuevo destino la lleva a otros retos no menos interesantes para esta mujer que como muchas de su Orden solo tiene en su mente el hacer el bien y servicio a los demás.
Durante todo este tiempo Sor Loli ha sabido ganarse con su trabajo y su singular simpatía al pueblo de Chipiona. Sor Loli ha sido en estos años la madre que esos niños desvalidos no tenían. Nunca perdió su ilusión y ni en los momentos más difíciles su sonrisa. Esa sonrisa sinónimo de esperanza para aquellos que hasta antes de conocerla no esperaban nada.
En más de una ocasión vi a Sor Loli con un bebé en sus brazos recién llegado de una patera. Era todo un acontecimiento de amor ver esa escena en la que cualquiera que no la conociera pudiera pensar que ella misma había parido el niño. Sor Loli con los niños en la playa, Sor Loli aupándolos para ver la procesión de la Virgen de Regla ,Sor Loli con los chiquillos al colegio, Sor Loli comprando ropa, Sor Loli, madre y amiga.
Muchas han sido sus vivencias en la enfermedad, en la educación, en el cuidado de estos niños, con los que también ha disfrutado en los momentos de ocio. Sor Loli se llevará en su mente ese grato recuerdo de las carrozas en las cabalgatas de Reyes Magos,- en ese día tan importante para la ilusión de sus niños-, los paseos en coche de caballos, el ver como los niños disfrutaban simplemente tomándose un helado…en fin las cosas sencillas de la vida de las que muchos de estos chiquillos no podían alcanzar.
Con todo, Sor Loli es solo un granito de arena dentro de esa gran obra que es las Hijas de la Caridad, una Orden religiosa dedicada en todo el mundo a los sin techo, a los desvalidos ,a los enfermos, a los comedores sociales y a todas aquellas personas necesitadas de un apoyo moral. Sor Loli es solo una pequeña, una mínima expresión de una obra que la supera y que aquí en la eterna Chipiona tiene su representación en el Hogar de Acogida de San Carlos con Sor Puri como directora.
Se va sin hacer ruido, sin anunciarlo siquiera, con la humildad que caracteriza a las buenas personas y su interiorizado voto de obediencia.
Se va, no con la frente marchita como diría el tango, sino con la renovada ilusión de seguir haciendo el bien. Otros niños la esperan, otros niños la necesitan. Allí ,en cualquier parte del mundo, donde haga falta, estará una Hija de la Caridad.
En el momento de la despedida nos dio su bendición. Fue un momento mágico, algo difícil de describir. Son los momentos en los que uno piensa que Dios existe.
Ha estado con nosotros nueve años. Parece que fue ayer cuando llegó al hogar de acogida infantil San Carlos de Chipiona una jovencita cargada de ilusiones, con mucho amor y cariño para dar a los niños. Es Sor Loli, perteneciente a la Orden de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Un nuevo destino la lleva a otros retos no menos interesantes para esta mujer que como muchas de su Orden solo tiene en su mente el hacer el bien y servicio a los demás.
Durante todo este tiempo Sor Loli ha sabido ganarse con su trabajo y su singular simpatía al pueblo de Chipiona. Sor Loli ha sido en estos años la madre que esos niños desvalidos no tenían. Nunca perdió su ilusión y ni en los momentos más difíciles su sonrisa. Esa sonrisa sinónimo de esperanza para aquellos que hasta antes de conocerla no esperaban nada.
En más de una ocasión vi a Sor Loli con un bebé en sus brazos recién llegado de una patera. Era todo un acontecimiento de amor ver esa escena en la que cualquiera que no la conociera pudiera pensar que ella misma había parido el niño. Sor Loli con los niños en la playa, Sor Loli aupándolos para ver la procesión de la Virgen de Regla ,Sor Loli con los chiquillos al colegio, Sor Loli comprando ropa, Sor Loli, madre y amiga.
Muchas han sido sus vivencias en la enfermedad, en la educación, en el cuidado de estos niños, con los que también ha disfrutado en los momentos de ocio. Sor Loli se llevará en su mente ese grato recuerdo de las carrozas en las cabalgatas de Reyes Magos,- en ese día tan importante para la ilusión de sus niños-, los paseos en coche de caballos, el ver como los niños disfrutaban simplemente tomándose un helado…en fin las cosas sencillas de la vida de las que muchos de estos chiquillos no podían alcanzar.
Con todo, Sor Loli es solo un granito de arena dentro de esa gran obra que es las Hijas de la Caridad, una Orden religiosa dedicada en todo el mundo a los sin techo, a los desvalidos ,a los enfermos, a los comedores sociales y a todas aquellas personas necesitadas de un apoyo moral. Sor Loli es solo una pequeña, una mínima expresión de una obra que la supera y que aquí en la eterna Chipiona tiene su representación en el Hogar de Acogida de San Carlos con Sor Puri como directora.
Se va sin hacer ruido, sin anunciarlo siquiera, con la humildad que caracteriza a las buenas personas y su interiorizado voto de obediencia.
Se va, no con la frente marchita como diría el tango, sino con la renovada ilusión de seguir haciendo el bien. Otros niños la esperan, otros niños la necesitan. Allí ,en cualquier parte del mundo, donde haga falta, estará una Hija de la Caridad.
En el momento de la despedida nos dio su bendición. Fue un momento mágico, algo difícil de describir. Son los momentos en los que uno piensa que Dios existe.
3 comentarios:
Pulcro, sencillo, dulce, profundo y elegante. El texto fluye entre lo cotidiano y la afectividad profunda, como la persona y la personalidad de sor Loli.
Has sabido elevar al lector por encima de la multitud para que pueda ver la entrega de la hermana Loli, madre de los sin madre.
Vaya con Dios allá donde haga falta y quedemos nosotros con Él.
No podría haber descrito mejor a esta Amiga incansable de Dios y los niños... No solo con ellos, los pequeños de San Carlos, fue en quien Sor Loli dejó huella, sino con muchos de los jóvenes de Chipiona... solo verla y hablar con ella te saca una sonrisa en la cara...
No deja de impresionarme ese don que tiene para sacar de lo cotidiano, de lo insignificante, una experiencia, un testimonio vivo de Palabra de Dios...
Badajoz no queda tan lejos... Que Dios te bendiga!!
Gracias por expresar tanto bueno de esta hermana...para mi también es un regalo de Dios para los pobres de hoy. Empezamos nuestra andadura de Hija de la Caridad juntas hace ya unos añitos y todo lo expresado tan bellamente lo reafirmo. Que cada Hija de la Caridad sea esa sonrisa de Dios que el mundo de hoy necesita descubrir. s.Ana
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